Ánimo, México
No sé si sea la edad, el punto de madurez que ahora tengo, o simplemente porque me enamoré de esta Selección Nacional en particular, pero les juro que me duele más esta eliminación que todas las anteriores que me han tocado vivir.
Todos andamos tristes porque no se nos cumplió el sueño de pasar a los cuartos... otra vez. Unos lo estamos más que otros, y otros lo están más que algunos de nosotros; el punto es que se siente muy feo, aquí mero, dentro de este hundido pecho que está dolido, lastimado, herido. Apenas ayer por la mañana todos compartíamos una ilusión como nunca antes; los amigos, las familias, sin importar el color de la camiseta local, estábamos con el TRI, apoyando, unidos en uno solo, si bien con todos los nervios del mundo, pero de igual forma con la emoción y la esperanza del tan ansiado quinto partido. Yo no soy de esos que se pintan la cara de verde, blanco y rojo; vamos, ni siquiera tengo la playera oficial, ¡ni siquiera tengo la playera!, pero eso no influye en que en estos momentos todo sea gris para mí.
Llegó el momento del encuentro, y sin entrar en detalles de ello, fuimos superiores a una Holanda que humilló al campeón del mundo en su primer partido, a una selección holandesa que por mucho era favorita desde un inicio, pero que en la cancha, ayer, demostró que no tenía con qué derrotarnos.
Que si el factor de la temperatura y la humedad estaban a nuestro favor, que si la afición nos apoyó más, que si lo que quieran, la verdad es que en todo el partido fuimos muy superiores futbolísticamente hablando. Lamentablemente, y como siempre, no se concretaron los goles y solo estuvimos arriba por un miserable gol.
No quiero entrar en detalles sobre el penal inexistente, no voy a criticar la mala decisión del técnico de encerrarse en el área para aguantar esos malditos diez minutos, no quiero hablar del talento de los contrincantes para resolver su juego en el momento preciso. Lo que sí quiero expresar de alguna manera es esta desilusión, este pesar tan amargo, esta derrota que nos abruma y que lo seguirá haciendo por mucho tiempo.
Para algunos es una simple derrota más de nuestro México, algo que "ya sabíamos que iba a pasar" debido a nuestro historial con los cuartos partidos. Para mí, es una oportunidad menos que me resta para seguir soñando que llegamos a ser campeones del mundo, algo que todos queremos sentir aunque sea una vez antes de morir. No se trata de esperar que en Rusia 2018 estén mejor preparados, se trata de que ayer era el momento de avanzar, de lograr lo que antes no se había podido, pero fracasamos. Estoy muy seguro que lo vamos a superar, que vamos a volver a tener alegrías con nuestra adorada Selección y que volverémos a confiar y a ilusionarnos, pero por ahora estamos en duelo y creo que muchos coincidirán que es hasta cierto punto necesario. Debemos sentir que lo perdimos todo para que mañana volvamos a levantar este ánimo decaído que tanto nos arrastra en estos instantes.
A pesar de todo este dolor amargo y crudo, también nos queda la grata sensación de haber visto jugar a una de las mejores selecciones de México, jugando como verdaderos cracks, como increíbles grandes de la CONCACAF; de haber visto maravillosas jugadas, atajadas y trabajo en conjunto. Nada es lo que tenemos que reclamarles a esos muchachos que dieron todo en la cancha por su país y por su afición. Se la rifaron con todos sus rivales y demostraron el gran talento a nivel personal y a nivel selección. Estamos maravillados por su participación, y aunque nada cambia el hecho de que ya estamos fuera de esta competencia, tampoco cambia este agradecimiento que les tenemos por tanta alegría y júbilo que tuvimos en esos cuatro encuentros tan bien jugados.
Duele, pero tenemos que dejarlos ir para que puedan regresar.
Gracias por darlo todo, Selección Mexicana.
Atte, un gran aficionado al fútbol.
Ánimo, México
Reviewed by Novak
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lunes, junio 30, 2014
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