El que madruga... se pierde horas de sueño
¿Alguna vez han sentido que odian a su cuerpo porque no responde a sus peticiones como ustedes lo ordenan? El post de hoy va más o menos así: durante toda esta semana estuve entrando a trabajar a las 7 de la mañana. Sin duda alguna tenía que haber algún desajuste en mi sistema por efectuar tal aberración matutina. Y es que en serio, las personas que entran en horario de 7 de la mañana (o menos) deberían recibir un bono extra por ser tan valientes y realizar tales hazañas día con día.
En primera, el desajuste que vi es que el esfuerzo que hago para levantarme a las 5:00 a.m. me desgasta a tal punto que a las 8 de la noche ya estoy cacaraqueando como gallina e imploro un sueño tranquilo. Es un hecho que despertarse a esas horas implica un gasto de energía excesivo que bien se cobra y no te hace rendir en el resto del día; además, eso de despertar y ver que el cielo sigue igual de oscuro como cuando te acostaste es horrible y te hace decir: ¿Pos 'ora?
4 horribles días he tenido que despertar a tan macabras horas, y me pone a pensar, ni que fuera a la escuela... estem... cof cof. El caso es que tras esos 4 días de castigo ¿divino? por fin llegó mi recompensa, el fin de semana. Nada como rogar que llegue ese día tan deseado por todo aquél empleado que odia su trabajo, que en estadística se dice que el 99.8% de los que trabajamos odiamos nuestro trabajo, el resto que dice que lo ama son solo gente malita del coco que merece morir quemada.
Desde la noche de ayer que me acosté predispuesto a dormir profundamente me prometí despertar tan tarde como fuera posible, me prometí levantarme únicamente por dos posibles motivos: un terremoto (que tanto están de moda) o un tsunami (que también están de moda) y solo así me despertaría contento para ir por una tabla y salir a surfear en la olota que bañaría mi ciudad. Pero como yo soy una persona sumamente realista y calculadora, sé que esas chingaderas no pasarían en mi ciudad ya que estamos asentados en uno los suelos más duros del planeta y es prácticamente imposible que haya temblores. Según estudios científicos se ha determinado que el único temblor que se pudiera producir sería por el volcamiento de una caravana de gordas abordo de camiones de dos pisos, de otra manera en Mérida no puede temblar.
Entonces, con todos los ánimos para no despertarme ni siquiera por hambre, es que me acosté anoche a dormir y le encomendé a Morféo que hiciera bien su trabajo conmigo; eso si, nada de abrazarme porque eso sería como muy gay.
Para no hacer largo el cuento, hoy que abrí los ojos y vi que aún estaba oscuro decidí darle una miradita al reloj para sacar una cuenta rápida de cuantas horas me quedaban por disfrutar de sueño y descanso. Para mi sorpresa voy viendo bien la hora y... !eran las 4:50! No le di importancia obviamente porque estaba consciente de que era sabadito y que me iba a despertar más allá del medio día. Lo que hice fue arroparme nuevamente y sonreí sabiendo que me quedaban muchas horas de sueño...
Me di una vuelta, luego dos, en seguida fueron 2 vueltas completas y uno que otro giro inverso y nada, no lograba poder dormir de nuevo. Mis maldiciones se hicieron presentes, igual que todos estos días en los que me había despertado temprano.
Mi maldito reloj biológico me hizo una mala jugada y al muy pendejo se le olvidó desprogramarse o no vio en su calendario que hoy era un pinche sábado y que en sábados no trabajo.
Por más que apachurré los ojos tan fuerte como pude, así como intenté contar (inserte su animal favorito expresándolo en diminutivo) no pude volver a dormir. ¡Ah que coraje! En serio que eso si es motivo para enojarse.
¿Les ha pasado algo similar? ¿Alguna vez les ha pasado que su cuerpo no responde como ustedes quisieran?
Eso me lleva a contarles una anécdota breve de cuando tenía unos 12 años. Iba en una moto con un tío que estaba hasta la madre de borracho y el muy wey, al pasar por un bachesote, nos tiró. Como yo no llevaba casco yo fui el que se llevó la peor parte azotando mi hermosa y perfecta cabeza en el pavimento. A raíz de eso mi cabeza quedó como ovalada. Odio a mi tío, lo bueno es que ahora sufre de Cirroris. A veces la vida si es justa.
A los dos meses de esa caída comencé a actuar de manera extraña, y no era síntomas de rebeldía por la adolescencia. Era extraña en el sentido que mis movimientos estaban descoordinados y yo me sentía un tanto desorientado. Hagamos una prueba para que me entiendan, así como están sentaditos/acostaditos/agachaditos leyendo, solo levanten su brazo izquierdo. Ahora, por un momento piensen que si en vez de haberse levantado el brazo izquierdo se les hubiera levantado el otro, si, el derecho ¿cuál más, burros? Bueno, pues eso me pasaba, quería mover cierta extremidad y era la otra que se reaccionaba. Al caminar lo hacía de manera peculiar mientras luchaba por disimular que en mi cabeza había algo malo y mis piernas se contradecían. Fue horrible. Por suerte me curé con otro golpe en la cabeza que más adelante me di por culpa de un primo que arrojó sin avisar unas maderas de su techo y cayeron sobre mi.
¿Se creyeron mi anécdota? Pues que bueno porque si no si me hubiera reído de ustedes, ¡Ja! Creo que soy bueno para contar historias, mis nietos tendrán un abuelito muy chingón para los cuentos. Solo espero que no se me vaya el avión muy temprano.
Bueno, ya son las 10 de la noche y ya me voy preparando para dormir que intentaré nuevamente despertarme tarde. Yo les cuento luego si lo logré.
Y recuerden: El que madruga... se pierde horas de sueño.
En primera, el desajuste que vi es que el esfuerzo que hago para levantarme a las 5:00 a.m. me desgasta a tal punto que a las 8 de la noche ya estoy cacaraqueando como gallina e imploro un sueño tranquilo. Es un hecho que despertarse a esas horas implica un gasto de energía excesivo que bien se cobra y no te hace rendir en el resto del día; además, eso de despertar y ver que el cielo sigue igual de oscuro como cuando te acostaste es horrible y te hace decir: ¿Pos 'ora?
4 horribles días he tenido que despertar a tan macabras horas, y me pone a pensar, ni que fuera a la escuela... estem... cof cof. El caso es que tras esos 4 días de castigo ¿divino? por fin llegó mi recompensa, el fin de semana. Nada como rogar que llegue ese día tan deseado por todo aquél empleado que odia su trabajo, que en estadística se dice que el 99.8% de los que trabajamos odiamos nuestro trabajo, el resto que dice que lo ama son solo gente malita del coco que merece morir quemada.
Desde la noche de ayer que me acosté predispuesto a dormir profundamente me prometí despertar tan tarde como fuera posible, me prometí levantarme únicamente por dos posibles motivos: un terremoto (que tanto están de moda) o un tsunami (que también están de moda) y solo así me despertaría contento para ir por una tabla y salir a surfear en la olota que bañaría mi ciudad. Pero como yo soy una persona sumamente realista y calculadora, sé que esas chingaderas no pasarían en mi ciudad ya que estamos asentados en uno los suelos más duros del planeta y es prácticamente imposible que haya temblores. Según estudios científicos se ha determinado que el único temblor que se pudiera producir sería por el volcamiento de una caravana de gordas abordo de camiones de dos pisos, de otra manera en Mérida no puede temblar.
Entonces, con todos los ánimos para no despertarme ni siquiera por hambre, es que me acosté anoche a dormir y le encomendé a Morféo que hiciera bien su trabajo conmigo; eso si, nada de abrazarme porque eso sería como muy gay.
Para no hacer largo el cuento, hoy que abrí los ojos y vi que aún estaba oscuro decidí darle una miradita al reloj para sacar una cuenta rápida de cuantas horas me quedaban por disfrutar de sueño y descanso. Para mi sorpresa voy viendo bien la hora y... !eran las 4:50! No le di importancia obviamente porque estaba consciente de que era sabadito y que me iba a despertar más allá del medio día. Lo que hice fue arroparme nuevamente y sonreí sabiendo que me quedaban muchas horas de sueño...
Me di una vuelta, luego dos, en seguida fueron 2 vueltas completas y uno que otro giro inverso y nada, no lograba poder dormir de nuevo. Mis maldiciones se hicieron presentes, igual que todos estos días en los que me había despertado temprano.
Mi maldito reloj biológico me hizo una mala jugada y al muy pendejo se le olvidó desprogramarse o no vio en su calendario que hoy era un pinche sábado y que en sábados no trabajo.
Por más que apachurré los ojos tan fuerte como pude, así como intenté contar (inserte su animal favorito expresándolo en diminutivo) no pude volver a dormir. ¡Ah que coraje! En serio que eso si es motivo para enojarse.
¿Les ha pasado algo similar? ¿Alguna vez les ha pasado que su cuerpo no responde como ustedes quisieran?
Eso me lleva a contarles una anécdota breve de cuando tenía unos 12 años. Iba en una moto con un tío que estaba hasta la madre de borracho y el muy wey, al pasar por un bachesote, nos tiró. Como yo no llevaba casco yo fui el que se llevó la peor parte azotando mi hermosa y perfecta cabeza en el pavimento. A raíz de eso mi cabeza quedó como ovalada. Odio a mi tío, lo bueno es que ahora sufre de Cirroris. A veces la vida si es justa.
A los dos meses de esa caída comencé a actuar de manera extraña, y no era síntomas de rebeldía por la adolescencia. Era extraña en el sentido que mis movimientos estaban descoordinados y yo me sentía un tanto desorientado. Hagamos una prueba para que me entiendan, así como están sentaditos/acostaditos/agachaditos leyendo, solo levanten su brazo izquierdo. Ahora, por un momento piensen que si en vez de haberse levantado el brazo izquierdo se les hubiera levantado el otro, si, el derecho ¿cuál más, burros? Bueno, pues eso me pasaba, quería mover cierta extremidad y era la otra que se reaccionaba. Al caminar lo hacía de manera peculiar mientras luchaba por disimular que en mi cabeza había algo malo y mis piernas se contradecían. Fue horrible. Por suerte me curé con otro golpe en la cabeza que más adelante me di por culpa de un primo que arrojó sin avisar unas maderas de su techo y cayeron sobre mi.
¿Se creyeron mi anécdota? Pues que bueno porque si no si me hubiera reído de ustedes, ¡Ja! Creo que soy bueno para contar historias, mis nietos tendrán un abuelito muy chingón para los cuentos. Solo espero que no se me vaya el avión muy temprano.
Bueno, ya son las 10 de la noche y ya me voy preparando para dormir que intentaré nuevamente despertarme tarde. Yo les cuento luego si lo logré.
Y recuerden: El que madruga... se pierde horas de sueño.
El que madruga... se pierde horas de sueño
Reviewed by Novak
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sábado, marzo 26, 2011
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