El grito



Leía la semana pasada una nota, que a su vez, corresponde a un par de meses pasados (así de actualizado ando) que la sobresaliente obra de arte llamada "El Grito", creada por el artista Edvard Munch, de Noruega, fue subastada en la más ni menos agigantada cantidad de casi 120 millones de dólares. Espero que al menos ya sea la cantidad con todo e impuestos.

 
Si la ves de noche pegas un grito de lo fea que está la pintura


Decidí leer un poco acerca de la obra y sus orígenes y el procedimiento de la realización de dicha pintura. En un principio pensé que para tal cantidad, la pintura se tuvo que haber hecho tras un acto sobresaliente o tras alguna hazaña especial y fuera de lo común para que valiera tantos millones. No sé, pensé que quizá cuando la pintaba utilizó pelo de caracol como pincel y se tomó 25 años terminarla. O que la pintaba a ojos vendados, de cabeza y con pinzas de presión en los pezones para desconcentrarse a propósito. Pero no, nada de eso sucedió. A lo mejor hasta se la aventó en sus ratos libres, con unas buenas cubas, unas tortas y viendo su programa de televisión favorito. Bueno, eso último no creo ya que la pintura data de 1895.

Anteriormente ya había hecho una observación y ya les había platicado mi poca comprensión hacia esa doctrina que representa una habilidad para plasmar algún sentimiento, emoción o pensamiento a través de un recurso material y así expresar su visión y percepción de lo que desea. Para algunos, determinada pieza de arte representa la sensibilidad de un artista y eso es algo invaluable. Estoy de acuerdo en ello, pero cuando se presentan "obras de arte" que carecen de sentido, gusto, forma, y que son poco entendibles, como que te pone a pensar que el arte no es tan bonito después de todo.



Y también sucede con las esculturas que lejos de impresionar, parece una tomada de pelo que uno llega a pensar que se tratan de burlarnos estos pseudos artistas.

¿Las escaleras a la cuarta dimensión?


También sirve de perchero. Digo.

En el caso de El Grito, para Munch, su obra se define de la siguiente manera:
"Simboliza a un hombre moderno en un momento de profunda angustia y desesperación existencial".

¿Ah poco? Les voy a decir lo que para mí significa. Viéndola bien por un instante, me parece más bien un niño canceroso que se da cuenta de que por andar pendejeando en la tienda de souvenirs del muelle, no se percató de que su barco zarpó con sus papás en él y que nunca más los volverá a ver y morirá de tristeza. ¡Y de cáncer!

¿Saben qué? Me doy cuenta de que soy malísimo para percibir eso del sentimiento del artista en su obra. Quizá el arte no es para mí bajo ningún concepto. ¿No creen?

Por otro lado, me causa mucha discrepancia en cuanto a la forma de valorar estas piezas artísticas. Reconozco el valor sentimental y monetario que llegan a adquirir, ¿pero en verdad deberían alcanzar valores tan ridiculamente altos?
Los artistas pueden vender sus productos al precio que quieran, así como los millonarios pueden pagar lo que deseen con su chequera infinita, pero pagar 120 millones de dólares por una sóla pintura se me hace muy mala onda.
Si ambas partes tuvieran un poco de conciencia, el artista aceptaría, por decir un ejemplo, 20 millones (y eso que es demasiado) y los otros 100 serían entregados a casas de beneficiencia y albergues donde muchos niños necesitados requieren tantas cosas. Sería un mejor provecho para tan grande recurso. 
Já, pero ¿saben que es lo más ridículo y FAIL de esta historia? Que el autor no verá un sólo centavo de la millonaria cantidad ya que... ¡está muerto! Pinche imbécil.
Y yo que pensaba meterme al negocio de las pinturas. Veo que se necesita pasar más de un siglo para que vaya generando buen costo. ¡Así no conviene!

Y en un punto y aparte (pero no tanto), no sé como puede haber gente con tanto dinero que no es capaz de compartir su fortuna con personas que en verdad lo requieren y se están muriendo de hambre. Eso me da tristeza.Sin embargo, eso no sucede porque vivimos en un mundo donde la avaricia, el egocentrísmo, el poder, la aristocracia y muchos otros factores no lo permiten ya que han marcado reglas inquebrantables dentro de la nobleza y de la sociedad adinerada, que les exige demostrar su poder de adquisición mediante piezas únicas e invaluables, tal cual sucedió con la compra de El Grito.

Ya quiero ser multimillonario para comprar la Estatua de la Libertad, el Ángel de la Independencia y La Torre de Pisa y ponerlos en mi jardín. JUM.   



6 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajajaja la parte que más me gustó de tu post es cuando le dices pinche imbécil a Edvard Munch jajajajaja.

Pinche arte sobrevalorado, la neta.

Saludos :D

Diana. dijo...

Tienes mi respuesta a tu comentario en mi blog.

Y sobre "el grito" de Munch, ni regalada la quisiera.
Nunca me ha gustado.

Saludos.

✿мαяє dijo...

Nunca me he detenido a observar bien sus obras de arte, de él ni de nadie. No soy fan, nunca lo seré e igual se me hace un gasto demasiado estúpido. Como bien mencionas se podría ayudar a muchísima gente, (si lo hacen ojalá me incluyan jajaja).

Y sí, de todo ese varote el señor Munch no verá nada, bien triste. Por eso jamás pintaré ni una pared, ¿para que después se hagan ricos a costa de mi esfuerzo? NEL.

Quiero el perchero, pero más alto :P

Que andes bien.

Danielov dijo...

¿Ese perchero no es de tiendas tipo Cantia o IKEA? XD

Saludos.

::aDa_MaDriNa:: dijo...

Haz una pintura de tus emociones actuales, yo te la compro. ;)

Novak dijo...

Dreck: Es que definitivamente lo es jajajaja.

Diana: Está feita.

Mare: Para necesitados, nosotros; te apoyo en eso jajajaja.

Danielov: Te creía muerto. Qué bueno leerte.

Ada: Awwwww. En la compra de la primera, te regalo la séptima. Tú dices.

Con la tecnología de Blogger.